viernes, 31 de agosto de 2012
Muñequita Carmen Hospital 12 de Octubre
El búfalo y el yak son dos animales muy singulares. Tienen en común su capacidad de resistencia, su solidez, su mansedumbre, su parca belleza y su simpatía. Ambos son bovinos, pero el búfalo habita en las planicies y en montañas de media altura, en tanto que el yak mora en las altiplanicies y, por tanto, en lugares de notable altura. Y he aquí, porque así es el juego caprichoso de la vida, que un búfalo y un yak se hicieron amigos.
Entonces comenzó el problema para ambos. ¿Por qué? Pues porque cuando el búfalo acudía a visitar al yak a sus moradas, se sentía mareado, cansado y, en suma, padeciendo el desagradable mal de altura, y cuando el yak iba a visitar al búfalo a sus tierras, se notaba alicaído, víctima de un insoportable calor y de un aire irrespirable. Búfalo y yak se quejaban. Les unían estrechos lazos de amistad, pero cada vez que uno visitaba al otro en verdad que la cosa se complicaba. Estaba en juego, incluso, la salud de ambos.
- "Pero yo, hermano yak, no quiero dejar de verte", dijo tristemente el búfalo.
- "Amigo búfalo, tampoco yo querría nunca dejar de verte a ti."
¿Qué hacer? ¿Cómo resolver el problema? El búfalo y el yak consultaron a un ermitaño. Estaban muy apenados. El ermitaño era un hombre de mente clara y corazón dulce como el jugo de la caña de azúcar. Escuchó con paciencia a los animales. Incluso vio alguna lágrima en los ojos del búfalo. Dijo:
- "Nos os preocupéis, amigos míos. Lo importante es siempre encontrar el punto de equilibrio."
- "¿El punto de equilibrio?", preguntaron extrañados los bovinos.
- "Así es", repuso el ermitaño . "¿Por qué creéis que me he dedicado a la meditación y a las privaciones durante tantos años? Para hallar el punto de equilibrio."
- "¿En qué nos puede ayudar eso?", preguntó el yak.
- "¿Cómo soluciona nuestro problema?", preguntó el búfalo.
- "En el punto de equilibrio siempre está la respuesta. Os diré lo que debéis hacer. Buscad conjuntamente el terreno del medio en el que podéis reuniros, cediendo cada uno un poco, pero sin extremarse. Que el yak baje hasta donde le sea posible sin perjudicarse y que el búfalo suba hasta donde pueda sin dañarse. En esa franja de tierra os encontraréis."
El búfalo y el yak encontraron la solución gracias al buen consejo del sabio ermitaño. Han fijado su lugar de encuentro y han descubierto dos cosas muy importantes: el valor de la amistad y la doctrina del equilibrio.
jueves, 30 de agosto de 2012
Broche para Hospital 12 de octubre
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no pod
ía dar uvas como la Vid.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más fresco que nunca.
El rey le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste querías claveles.
Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado.
En aquel momento me dije:
Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda y heme aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín.
Así a veces nos pasa a nosotros…
Vivimos marchitándonos; en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás.
Si yo fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera…
Siempre conjugando un futuro incierto, en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver, que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy, estar felices con lo que somos, con lo que tenemos o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.
Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, que Dios nos hizo únicos e irrepetibles, y que nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer.
Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, un Clavel floreciendo y más fresco que nunca.
El rey le preguntó: ¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?
La flor contestó: Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste querías claveles.
Si hubieras querido un Roble, lo habrías plantado.
En aquel momento me dije:
Intentaré ser Clavel de la mejor manera que pueda y heme aquí el más hermoso y bello clavel de tu jardín.
Así a veces nos pasa a nosotros…
Vivimos marchitándonos; en nuestras propias insatisfacciones, en nuestras absurdas comparaciones con los demás.
Si yo fuera, si yo tuviera, si mi vida fuera…
Siempre conjugando un futuro incierto, en vez del presente concreto, empecinados en no querer ver, que la felicidad es un estado subjetivo y voluntario.
Podemos elegir hoy, estar felices con lo que somos, con lo que tenemos o vivir amargados por lo que no tenemos o no podemos ser.
Sólo podremos florecer el día que aceptemos que somos lo que somos, que Dios nos hizo únicos e irrepetibles, y que nadie puede hacer lo que nosotros vinimos a hacer.
Muñequito de la UME
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.
Miguel de Cervantes Saavedra ("Don Quijote de la Mancha").
miércoles, 29 de agosto de 2012
Muñequita Marina
"Tener 13 años es cosa del destino, ser guapísima es un don de la naturaleza y un regalo de los genes de tus padres, ser tan inteligente y lista un legado de los dioses... pero ser tan especial es obra tuya ¡Sigue así!.
Te deseamos que tus trece años, los llenes de sonrisas, abrazos y momentos muy especiales con la familia y tus amigos ¡FELIZ CUMPLE!
¡Un besazo de tus tios y primos!
sábado, 25 de agosto de 2012
jueves, 23 de agosto de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
Muñequita Ana
EL CABALLO PERDIDO Y EL ANCIANO SABIO.
Había un anciano pobre que vivía en un pueblito y tenía un hermoso caballo blanco. Los reyes ofrecían precios fabulosos por el caballo, pero el hombre decía: "Este caballo es mi amigo". El hombre era p
obre, pero nunca vendió el caballo.
Una mañana vio que el caballo se había ido del establo.
Todo el pueblo se juntó y decía "¡Viejo loco!" Sabíamos que algún día te iban a robar el caballo. Tenías que haberlo vendido. ¡Qué desgracia!
El anciano respondió: Eso no necesariamente es cierto. Simplemente, el caballo no está en el establo. Esta es la realidad; todo lo demás es un juicio. Quién sabe si es una desgracia o una bendición.
La gente se reía del anciano. Sabían que estaba un poco loco. Pero después de quince días, el caballo de repente regresó. No lo habían robado; había ido a hacer una visita. No sólo eso; una docena de caballos salvajes volvieron con él. Otra vez la gente se juntaba y decía: ¡Viejo tenías razón! La desaparición de tu caballo no es una desgracia; realmente resultó una bendición.
El anciano dijo: "Otra vez están yendo demasiado lejos. Solo digan que el caballo volvió. Quién sabe si su regreso es una bendición o no. Cuando leen una palabra ¿Cómo pueden juzgar todo un libro?
La gente no hablaba mucho, pero sabía que estaba equivocado. Después de todo, doce caballos hermosos habían venido.
El único hijo del anciano comenzó a entrenar los caballos salvajes. Pero a la semana se cayó del caballo y rompió las piernas.
La gente se juntaba y nuevamente juzgaba: Tienes razón tener doce caballos era una desgracia. Tu hijo, tu único sostén, perdió sus piernas y ahora eres más pobre que nunca.
El anciano dijo: Están obsesionados con el juicio. Sólo digan que mi hijo se rompió las piernas. Nadie sabe si esto es una desgracia o una bendición. La vida tiene fragmentos y nunca se nos revela por completo.
Unas semanas más tarde, el país entró en guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron convocados por las milicias. Solo quedó el hijo del anciano porque estaba inválido. Todo el pueblo lloraba porque sabía que la mayoría de los jóvenes nunca regresaría
Le decían al anciano: Tenías razón: esto es una bendición. Tu hijo estará inválido, pero todavía está contigo. Nuestros hijos, en cambio se fueron para siempre.
El anciano repitió: "Nadie sabe, solo digan esto: "Nuestros hijos han entrado en la milicia, y el tuyo no". No podemos saber si esto es una bendición o una desgracia. Dejen de juzgar o siempre se obsesionarán con las partes y vivirán sacando "conclusiones falsas".
FELICIDADES DE PARTE DE MªJOSE
Una mañana vio que el caballo se había ido del establo.
Todo el pueblo se juntó y decía "¡Viejo loco!" Sabíamos que algún día te iban a robar el caballo. Tenías que haberlo vendido. ¡Qué desgracia!
El anciano respondió: Eso no necesariamente es cierto. Simplemente, el caballo no está en el establo. Esta es la realidad; todo lo demás es un juicio. Quién sabe si es una desgracia o una bendición.
La gente se reía del anciano. Sabían que estaba un poco loco. Pero después de quince días, el caballo de repente regresó. No lo habían robado; había ido a hacer una visita. No sólo eso; una docena de caballos salvajes volvieron con él. Otra vez la gente se juntaba y decía: ¡Viejo tenías razón! La desaparición de tu caballo no es una desgracia; realmente resultó una bendición.
El anciano dijo: "Otra vez están yendo demasiado lejos. Solo digan que el caballo volvió. Quién sabe si su regreso es una bendición o no. Cuando leen una palabra ¿Cómo pueden juzgar todo un libro?
La gente no hablaba mucho, pero sabía que estaba equivocado. Después de todo, doce caballos hermosos habían venido.
El único hijo del anciano comenzó a entrenar los caballos salvajes. Pero a la semana se cayó del caballo y rompió las piernas.
La gente se juntaba y nuevamente juzgaba: Tienes razón tener doce caballos era una desgracia. Tu hijo, tu único sostén, perdió sus piernas y ahora eres más pobre que nunca.
El anciano dijo: Están obsesionados con el juicio. Sólo digan que mi hijo se rompió las piernas. Nadie sabe si esto es una desgracia o una bendición. La vida tiene fragmentos y nunca se nos revela por completo.
Unas semanas más tarde, el país entró en guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron convocados por las milicias. Solo quedó el hijo del anciano porque estaba inválido. Todo el pueblo lloraba porque sabía que la mayoría de los jóvenes nunca regresaría
Le decían al anciano: Tenías razón: esto es una bendición. Tu hijo estará inválido, pero todavía está contigo. Nuestros hijos, en cambio se fueron para siempre.
El anciano repitió: "Nadie sabe, solo digan esto: "Nuestros hijos han entrado en la milicia, y el tuyo no". No podemos saber si esto es una bendición o una desgracia. Dejen de juzgar o siempre se obsesionarán con las partes y vivirán sacando "conclusiones falsas".
martes, 14 de agosto de 2012
Muñequita Manoli
Manoli,
agradecerte los momentos que hemos
pasado juntas
Nuestras
conversaciones durante horas por teléfono¡¡¡¡
Felicitarte
como eres y pedirte que no cambies
Persona
con un gran valor, que hace que la palabra humildad tenga sentido
Gran
madre y por ello te admiro¡¡ porque actúas sin libros ,ni guiones lo haces con corazón
Agradecerte
que estuvieras al teléfono el día de mi maravilloso accidente jajajaj
¡¡¡¡¡Vaya
susto te di ¡!!!!
Felicitarte
porque eres la que mejor RIE y la que mejor LLORA
Gracias
por haber sido la primera persona en regalarme ARROZ CON LECHE
Gracias
por ser mi fan numero 1 ,por apoyarme desde el principio
Gracias por tu gran amistad¡¡¡¡¡
sábado, 11 de agosto de 2012
Hazte seguidor en FACEBOOK
Promociona también tu página Agradeceros, a todos los que me seguís,en el blog e invitaros a hacerlo también en mi pagina del facebook https://www.facebook.com/creacionesreme?ref=hl,os necesito para hacer mas seguidores .BESOS
martes, 7 de agosto de 2012
Muñequito Paracaidista
Ya truena en los albores el toque del clarin
y en mil pechos se enciende la luz del frenesí
Ya ruge en los halcones sus ansias de volar
y mil sedas al viento jalonan su pasar
En marcha Paracaidista que tienes hambre de gloria
tu temple, arrojo y vista preludian fe en la victoria
Los campos, riscos y peñas admiran tu vocacion
y al fondo España entera, Paracaidista, vela tu misión.
y en mil pechos se enciende la luz del frenesí
Ya ruge en los halcones sus ansias de volar
y mil sedas al viento jalonan su pasar
En marcha Paracaidista que tienes hambre de gloria
tu temple, arrojo y vista preludian fe en la victoria
Los campos, riscos y peñas admiran tu vocacion
y al fondo España entera, Paracaidista, vela tu misión.
Las tropas Paracaidistas del Ejercito de Tierra
marciales son en revista, orgullo de su Bandera
En Ifni abren su historia con sangre de la mejor
pues siempre son en vanguardia de toda España digno defensor.
marciales son en revista, orgullo de su Bandera
En Ifni abren su historia con sangre de la mejor
pues siempre son en vanguardia de toda España digno defensor.
Luchare, luchare por conseguir que mi España sea
grande y fuerte
Cumplire, cumplire con mi deber porque la Patria todo lo merece
Y si ten... y si tengo que morir, Yo morire dando cara a la muerte
Por la
Patria ¡ SANGRE Y FUEGO ! Cumplire, cumplire con mi deber porque la Patria todo lo merece
Y si ten... y si tengo que morir, Yo morire dando cara a la muerte
Adelante con furia febril
Por Espaqa ¡ DESPERTA FERRO !
Es mi lema TRIUNFAR O MORIR.
sábado, 4 de agosto de 2012
Muñequita Gloria
El
propio valor
«Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren
«Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren
más?
El maestro sin mirarlo, le, dijo:
Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... - y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
... encantado, -maestro- dijo el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas-, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación, Maestro, lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!, contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
58 MONEDAS!!!!!!!!!!!!!!!!! Exclamó el joven.
Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede revaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
«Todos somos como esta joya, valiosos y únicos,
y andamos por los mercados de la vida
pretendiendo que gente inexperta nos valore.»
El maestro sin mirarlo, le, dijo:
Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... - y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
... encantado, -maestro- dijo el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas-, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación, Maestro, lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!, contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
58 MONEDAS!!!!!!!!!!!!!!!!! Exclamó el joven.
Sí, replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
Siéntate, dijo el maestro después de escucharlo. Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede revaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.
«Todos somos como esta joya, valiosos y únicos,
y andamos por los mercados de la vida
pretendiendo que gente inexperta nos valore.»
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