lunes, 15 de octubre de 2012

Muñecos de boda Maria y Alvaro




Estaba un viejo sabio sentado contemplando el flujo del río cuando una pareja de recién casados se acercó desde una barca hacia su orilla y entablando conversación les dio estos consejos:
    Cuando el amor os llegue, seguidlo. Aunque sus senderos sean arduos y penosos.
Y cuando os envuelva bajo sus alas, entregaos a él. Aunque la espada escondida bajo sus plumas os hiera.
Y cuando no os hable, creed en él. Aunque su voz sacuda vuestros sueños como hace el viento del norte, que arrasa los jardines.
Más si vuestro miedo os hace buscar sólo la paz y el placer en el amor, mejor sería que os alejarais hacia un mundo sin estaciones; donde reiréis pero no con toda vuestra risa; donde llorareis, pero no con todas vuestras lágrimas.
El amor no da sino a sí mismo, y nada toma sino de sí mismo.
El amor no posee ni quiere ser poseído. Porque el amor se basta en el amor.
Y no creáis que podréis dirigir el curso del amor: será él quien, si os halla dignos, dirigirá vuestro curso.
El amor no tiene más deseo que realizarse.

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