Decir abuela es decir mama, amiga...
tantas cosas...
es una casa grande llena de recuerdos
que los años nos fueron regalando.
es un sillón hamaca donde tejimos miles
de sueños, el que cobijo nuestra inocencia
y la imaginación del que a través nuestro
intentaba mantener vivo al niño que llevaba dentro.
Es una cocina perfumada, un cuarto con aroma a la lavanda.
Decir abuela es un regazo generoso donde encontrar abrigo,
una mirada tierna y compasiva.
Es el tan rechazado consejo que deberíamos haber
obedecido...
porque las abuelas saben..
Es emprender un viaje al pasado, no muy lejano, marcado en los surcos de sus rostros.
Es el pelo encanecido.
Los pies cansados por tanto camino recorrido.
Son agujas peleando con ovillos, tejiendo historias infinitas.
tantas cosas...
es una casa grande llena de recuerdos
que los años nos fueron regalando.
es un sillón hamaca donde tejimos miles
de sueños, el que cobijo nuestra inocencia
y la imaginación del que a través nuestro
intentaba mantener vivo al niño que llevaba dentro.
Es una cocina perfumada, un cuarto con aroma a la lavanda.
Decir abuela es un regazo generoso donde encontrar abrigo,
una mirada tierna y compasiva.
Es el tan rechazado consejo que deberíamos haber
obedecido...
porque las abuelas saben..
Es emprender un viaje al pasado, no muy lejano, marcado en los surcos de sus rostros.
Es el pelo encanecido.
Los pies cansados por tanto camino recorrido.
Son agujas peleando con ovillos, tejiendo historias infinitas.