viernes, 29 de marzo de 2013

Brochecitos de goma eva




DEPENDE DE LA FORMA

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes.

Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.

¡Qué desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia!, gritó el Sultán enfurecido,
¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien
latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.

Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido
reservada. El sueño significa que sobrevivirás a
todos vuestros parientes.

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran
sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

¡No es posible! La interpretación que habéis
hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío, respondió el segundo
Sabio, que todo depende de la forma en el decir..
uno de los grandes desafíos de la humanidad es
aprender a comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la
felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra
preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

A los "sultanes" en minúscula" les recomendamos
escuchar, ya que ni ellos son sultanes, ni bestias los otros. Muchos señoritos se escuchan sólo a sí mismos y los demás son sólo, eso, "los demás", pañuelos de usar y tirar o tornillos. Así podrán ganar más dinero y ser más felices junto a los quele rodean.

Familiares y o compañeros de trabajo.
O ¿trabajadores, carne de cañón?

De ti depende



La verdad puede compararse con una piedra
preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

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